martes, 7 de septiembre de 2010

HAY QUE ALIMENTAR A LAS SOMBRAS©




  Aunque suene descabellado no tiene nada de insólito ni de paranormal. La revelación de este Evangelio no es producto de una mente frenética y desquiciada. Tampoco es una locura. Doy fe de ello.


  Las sombras, todas nuestras sombras, las que a diario nos acompañan, necesitan alimentarse. Tienen que ser alimentadas y si es a diario, mejor. No se trata, como posiblemente muchos prejuiciaron a priori, de alimentos comunes y corrientes. De simple comida, como caraotas, carnes o pollo. No. Se trata de otro tipo de alimento. Un alimento muy conocido por todos nosotros, pero no es físico. No se muestra en forma material sino en forma etérea y de pensamiento. De percepciones, sensaciones de la conciencia y del subconsciente. De nuestro alter ego. En fin, catalóguese como se quiera o prefiera, ese alimento es simple y llanamente autoestima. Para estar siempre contentas y a nuestro lado vigilantes de lo que nos pueda venir o suceder desde atrás, cuando damos la espalda, nuestras sombras necesitan  de un poco de caricias. De mimos, para así ir, con nosotros y a nuestro lado, siempre orgullosas, altivas y destilando dignidad hasta por sus propias sombras. Porque, si no lo sabían, en algunos de nuestros Mundos Paralelos, las sombras tienen sus propias sombras y allí, como nosotros los humanos las maltratamos tanto en este mundo, ellas las estiman y encariñan como si se tratasen de pequeños y dulces bebés.



  Además una sombra maltratada, descuidada y mal querida se convierte en una sombra triste, deprimida y melancólica. Y eso es muy, pero muy peligroso para los humanos, porque estarán expuestos a muchos peligros tantos psicológicos y mentales, como físicos y corporales. Una sombra deprimida puede conducir al humano a daños irreparables y, en el peor de los casos, hasta la muerte. Por ello, aunque no tengamos alimento para nosotros, hay que alimentarlas a diario y, en especiales momentos, a cada instante o cuando ellas así lo requieran. Hay que autoestimularlas a que siempre estén alegres, dicharacheras, contentas y felices. De otra manera andaremos por el mundo desprotegidos y a la buena de Dios. Cualquier cosa podría pasarnos. Y no es nada bueno. Hombre avisado vale por dos y sombra avisada vale por cuatro.



  Las sombras más alegres y felices del planeta Tierra, o sea de este Mundo Paralelo, son las sombras enamoradas. Ellas están muy bien alimentadas y nadie podrá atacarlas o hacerles daño. Son inmunes a cualquier ataque o maldad si el amor es puro y verdadero. De otra manera no sobreviven en ese nimbo de indestructibilidad foránea o de otros Mundos. Mientras persista el amor no hay daño que valga para la sombra enamorada. Porque si una persona se enamora y su amor es verdadero y sincero, también las sombras de cada uno de los individuos enamorados se enamoran. Esa invulnerabilidad puede durar años, muchos años y hasta siglos, porque es trasladable a otros Mundos Paralelos cuando su vida en el planeta Tierra haya concluido. Porque, como en todo quehacer humano, el amor todo lo puede.



  Es imperativo alimentar a las sombras en este mundo para que siempre estén a nuestro lado, vigilantes, cuidándonos las espaldas y los flancos como si fuesen avezados y rudos guardaespaldas. Si las descuidamos y no las alimentamos, no nos quejemos si después sufrimos algún insospechado accidente. Que un auto nos atropelle o que un malhechor nos ataque por la espalda a fin de despojarnos de nuestras pertenencias. Aunque esa sea sólo una de las múltiples y complejas funciones de nuestras sombras, no por ello debemos desatenderlas en su alimento cotidiano.



  Otra de las tareas de nuestras sombras, aunque parezca muy simple, es la de cuidar nuestros sueños para que sean realmente reparadores y alejados de la dañina perturbación de los fantasmas y espíritus de otros Mundos Paralelos. Cuando nosotros dormimos nuestras sombras no duermen. Son centinelas de la noche. Se posicionan a nuestros lados firmes y atentas para evitar cualquier intento de penetración de algún maligno ser que se cuele en nuestros sueños a través de la mente. Por eso hay que alimentarlas devotamente y con mimos. Sin hipocresía y falsa adulancia porque ellas tienen un sentido de percepción extrasensorial que les permite, al microsegundo, saber si nuestras intenciones de alimento son falsas o verdaderas. Las sombras nos protegen de noche y de día. Incluso cuando estamos muertos nos protegen. Cuidan que nuestro ascenso o descenso a otro Mundo Paralelo, sea el adecuado, el verdadero y el que en justicia nos pertenezca. Evitan que nos hagan trampa o se cometan errores que después son más que irreparables.



Las sombras nos protegen en todo momento. Incluso cuando los humanos que se ocupan de los asuntos relativos a finanzas, bancos, industrias, seguros, bolsa de valores y cosas por el estilo, las sombras los protegen en el momento y antes de cerrar una negociación importante. Ahuyentan a la sombras mal intencionadas, perversas y de mal agüero de las personas con quien están cerrando el trato a fin de que este se concrete sin contratiempos o artimañas. En caso de que las sombras “enemigas” sean muy astutas y malvadas, simplemente les advierten. Una de las formas más utilizadas por las sombras para advertir a su par humano, es derramar intencionalmente, aunque la acción amerite mucho desgaste y esfuerzo, el vaso de agua que está sobre el escritorio o mesa de conferencia donde se realiza el acto. Otra, la de “obturar” la pluma fuente o bolígrafo con el que se estamparía la firma. Una advertencia más que contundente es la de provocar el estruendoso ruido de un portazo o de una ventana que súbitamente se abre aparentemente al viento, sin que en el lugar haya una brizna de brisa. Un café derramado sobre el traje por una “descuidada” secretaria, es otro de los más comunes ejemplos. Y así, otra gran variedad de significativas acciones que buscan revelar que ese día, especialmente ese día, es mejor y más sano dar marcha atrás e irse. Quedarse tranquilo. Olvidarse de todo y salir de donde se esté en paz y sin heridas. Y, todo eso, gracias a la advertencia de nuestra querida y amada sombra. Porque las sombras bien alimentadas, prodigan un amor y autoestima muy elevado hacia nosotros. Son puras, decentes y aborrecen las trampas y triquiñuelas.
 Para saber y reconocer si un individuo marcha por las calles con su sombra bien alimentada, sólo se le debe mirar fijamente en los ojos y penetrar dentro de ellos por fracciones de milésimas de segundos. Si la persona logra resistir la mirada y no la desvía, se podrá ver en el iris de sus ojos un segundo arco, no tan brillante como el primero. Si es así, esa persona tiene bien alimentada su sombra y es de fiar. Si no se le ve o es opaca, esa persona tiene problemas con su sombra y, por ende, no es conveniente estar a su lado. ¡Aléjate de él! Sea hombre o mujer muy hermosa y bien formada. ¡Vete! Huye de esa persona. No te conviene. Es perversa, maligna y negativa.
 Para reconocer si la sombra de una persona enamorada está bien alimentada se utiliza el mismo procedimiento. Su iris paralelo, que es el de su sombra, se verá luminoso y brillante. Esa persona está verdaderamente enamorada y es sincera. Puedes confiar en ella con los ojos cerrados. Es positiva, pura y sincera. Es lo más cercano a la divinidad que existe en el planeta Tierra. ¡Comiencen a alimentar ya a sus sombras! Mañana puede ser tarde.



 

©Diego Fortunato




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