domingo, 24 de octubre de 2010

VIDA DENTRO DE LA VIDA©


   Bien se sabe que el cuerpo humano es un organismo rebosante de vida y que todas sus funciones son ordenadas por una súper computadora llamada cerebro, el gran ordenador y receptor de todo lo que sucede y pueda suceder en el cuerpo. Día tras día nos asombramos, y seguiremos asombrándonos por muchas décadas más, de su complejo e inexplorado poder. El cerebro es el arma más eficaz y letal que existe en el universo. Algunos lo saben, muchos lo dudan.


   Lo que todavía no se sabe es que el cerebro, mejor dicho, muchísimas de las funciones del cerebro tienen vida independiente del cuerpo humano. Esas funciones, a las que llamaré Grupo 33, recubren la masa encefálica como si se tratase de un casco de luz invisible. Está situado a escasos milímetros del cuerpo del cerebro y su masa consiste en una especie de energía muy parecida a la de la luz, indetectable aún por aparatos de alta tecnología. En un futuro podrá hacerse y estudiar los átomos que la componen. El Grupo 33 sólo responde a la energía, estímulos eléctricos y órdenes que emanen del cerebro madre, o sea la base, que está ubicada en el hipotálamo, que es el encargado, entre otras cosas, de regular su temperatura. Es vida dentro de la vida. Es decir, dentro de cada ser humano hay dos vidas: una, la del cuerpo con todas sus implicaciones, incluido el cerebro. Otra: la del Grupo 33, igualmente con todas sus implicaciones, el cual se alimenta de energía extra corporal. O sea se auto alimenta. No necesita de las funciones del cuerpo para sobrevivir, a diferencia del cerebro propiamente dicho, el cual absorbe la quinta parte de las nutrientes y energía del individuo para poder funcionar a la perfección. El Grupo 33 no necesita de eso. Se retroalimenta sólo.


   Pero, lo más sorprendente de esto, es que independientemente de que cada una tenga vidas separadas también trabajan en conjunto (Grupo 33 y cerebro-cuerpo) y en forma indisoluble. O sea una no puede existir sin la otra y, lo revelador del asunto, es que el Grupo 33 del cerebro tiene treinta y tres “comandos especiales”, de ahí su nombre, cuyas funciones son muy específicas y vitales para el ser humano.
   Esos 33 comandos especiales a su vez están formados por cientos de millones de neuronas, las cuales, trabajando ordenadamente y en simbiosis perfecta, en muchas ocasiones deciden sobre la vida o la muerte del ser humano. Me explico. Los comandos, los cuales podría comenzar por clasificar a un primero como el Comando de Destrucción, es el principal encargado y responsable de, a través de todos sus circuitos eléctricos, atacar células cancerígenas u otras anomalías en el cuerpo de la Persona Residente. Por supuesto, cumple su tarea bajo la supervisión y conexión de los 32 comandos restantes. De cómo efectúe su trabajo dependerá la vida o la muerte de la persona. Si logra descomponer y reparar las células enfermas, el individuo salvará su vida y volverá a su sanidad. Por eso es tan importante, gracias a la neuroplasticidad del cerebro, alimentarlo con pensamientos optimistas y positivos a fin de que crezcan, sí, ¡que crezcan!, nuevos grupos de neuronas y dentritas sanas en el cerebro.


   Por si no lo sabían, con cada sonrisa sincera y espontánea que el humano brinda a un semejante o cosa, nacen cientos de neuronas nuevas. Lo simple se transforma en complejo y lo complejo en simple, es el axioma que rige esta función.
   El segundo comando podríamos llamarlos Comando de Limpieza, que es el encargado de eliminar del cuerpo enfermo los detritos, todas las células dañinas ya muertas. Un tercero sería el Comando de Regeneración, que es el encargado de generar y producir neuronas nuevas y sanas en el organismo.
   Los 33 comandos del Grupo 33, valga la redundancia, se mueven constantemente y durante las veinticuatro horas del día a velocidad de la luz entre los dos hemisferios del cerebro humano en busca de cualquier desperfecto a fin de encontrarle solución. En un futuro, dentro de cientos de millones de años y gracias a la evolución, lo harán a velocidad de rayos gamma, por lo que la curación será casi inmediata.


   El Grupo 33 nunca descansa. Siquiera con la muerte física del sujeto poseedor del cuerpo. Sigue funcionando en forma estable hasta que no comience su descomposición, la cual se da por falta de oxígeno. Antes de que esto suceda, emigran del cuerpo y una porción se transforma en energía mineral y otra en energía vegetal. Y, en ese estado metamórfico, a veces vuelven a ocupar cerebros dañados o de personas enfermas con el objeto de logar su recuperación y regreso a una vida sana.
   En resumen, el Grupo 33 viene a ser algo así como el médico de cabecera del cerebro y del ser humano. Por eso es tan importante mantener una buena alimentación e, insisto, un pensamiento positivo y optimista ante la vida, porque de ello derivará un cerebro más sano y con miles de millones de neuronas en plan de nacimiento y crecimiento.
   Los 33 comandos trabajan en los dos hemisferios. Su forma de actuar es compleja. No obstante, para graficar un poco su funcionamiento pondré como ejemplo un símil cotidiano: imagínense miles de millones de autos con sus faros encendidos moviéndose de noche a altas velocidades y entrecruzándose por centenares de alumbradas autopistas, las cuales a su vez están situadas en los laterales de miles de edificios con luces intermitentes de distintos colores. Al tener ese espectro en su mente supónganse estar filmando la escena desde un helicóptero. ¿Cómo se ve?
   Para concluir, hay recordar que la neuronas, las cuales diariamente nacen y crecen por centenares de miles en el cuerpo humano, son células nerviosas que poseen la capacidad excitarse y propagar impulsos nerviosos a otra neurona. En su superficie hay regiones especiales de recepción, las dentritas, y de remisión o salida, el axón o neurita, las cuales reciben más de cien millones de instrucciones por segundo.


   Cuando una persona común y corriente totalmente sana, que no esté enferma, siente en su cuerpo irradiaciones eléctricas (fasciculaciones benignas), no se alarme. Los 33 comandos están trabajando. Están restaurando alguna anomalía encontrada en su cuerpo. Hacen el trabajo mientras usted duerme, porque es cuando las neuronas se sienten libres de otras funciones y pueden hacer su trabajo más cómodo, sin interrupciones. Prefieren trabajar, así literalmente hablando, sin que usted las moleste.
   No enumeraré la lista de todos los comandos del Grupo 33 porque sería tedioso y largo explicar. Lo importante es que se haya comprendido el principio del mensaje.
   El Grupo 33 es como su ángel de la guarda… ¡Cuídenlo!

Diego Fortunato