Quizás la pregunta sin respuesta que más se
han hecho miles de millones de seres humanos a través de toda la historia del
universo es: ¿Cuál es nuestra misión sobre la Tierra? Y enseguida inquieren: ¿Por
qué estamos aquí? ¿Cuál es nuestro objetivo? ¿Cuál nuestra función dentro del
perfecto ensamble universal que nos rodea? La otra gran interrogante humana es
¿De dónde venimos? Pero hoy en nuestro Evangelios Sotroc trataremos únicamente
la primera de las grandes interrogantes universales: ¿Cuál es nuestra misión
sobre la Tierra?
Muchas respuestas se han dado. Algunas
vagas, otra carentes de cualquier imaginación y coherencia. Comenzaré por
descartar la más importante, a nivel religioso, de una de ellas. Las demás son
tan insustanciales que siquiera vale la pena tomarlas en cuenta.
En el libro del Génesis se afirma que Dios
creó al hombre a su imagen y semejanza, y, para explicarles su función sobre la
Tierra los bendijo con estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los
reptiles que se arrastran por el suelo. (Génesis 1:28).
Bastante
vago, si nos ponemos a discernir que el ser humano es obra de un ser Todopoderoso,
Divino, Perfecto y Omnipotente, Creador del cielo y la Tierra, qué nos dotó de
un cerebro admirable (aún sin descifrar en su total dimensión y verdadero alcance)
y más poderos y perfecto que cualquier computadora o máquina existente o
por existir. De un cuerpo humano con una anatomía envidiable, donde cada órgano,
músculo, hueso, nervio o célula tiene una misión específica para que todo
funcione a la perfección. ¡Todo es perfecto en el cuerpo humano y todo, hasta
la más microscópica de las células, tiene una misión específica y vital,
entonces cómo pensar que la misión de ese acople de perfección es únicamente la
de procrear, trabajar y multiplicarse para llenar a la Tierra y someter y
dominar a los animales que están sobre ella (cosa que me parece absurda y
estúpidamente odiosa), ya que también fueron obra de Dios.
Los animales no están sobre la Tierra sólo
para proveer al hombre del alimento necesario para sobrevivir. Cumplen otras y
sorprendentes funciones, pero eso de afirmar que fueron creados para que el
hombre pueda someter y dominar a especies, muchas de ellas inferiores al hombre
en fuerza, tamaño y aptitudes, es un desatino. Mucho más cuando el hombre es un
depredador por excelencia y el ser vivo más peligroso y explosivo que hay en el
universo que conocemos hasta hoy en día. Reconozco (aunque tengo mis dudas) que
la función y misión de la gran mayoría de los animales que hay en el planeta es
la de proveer alimento y subsistencia a otros seres carnívoros en su espiral
evolutiva, además de otras más específicas como vestimenta, adornos, utensilios
e insumos médicos, sólo para citar algunas de sus “utilidades humanas”. Por
otra parte, también sabemos que sin los insectos no existiría vida sobre el planeta
y que las bacterias (en nuestro cuerpo alojamos miles de millones de ellas) son
nuestro “escudo protector”, ya que impiden que seamos atacados por otras
bacterias externas que podrían enfermarnos y causaron la muerte. Tampoco es un
secreto que mientras estamos durmiendo neuronas, dentritas y axones, atacan y
reparan con precisión milimétrica cualquier imperfección o mal funcionamiento
de nuestro cuerpo. Esa misión la cumplen todos los días de nuestras vidas sin
faltar uno solo. De otra forma podríamos morir porque significa que nuestro
cerebro dejó de funcionar de forma saludable. Sabemos que las plantas, las algas
del mar y la naturaleza toda nos mantienen vivos y respirando gracias a la
fotosíntesis, fuente fundamental de toda vida en el planeta, ya que tiene las
capacidad de sintetizas la materia orgánica, además de la producción de oxígeno
y capa protectora de ozono. Esa es su misión: la de mantenernos vivos. Podrían
citarse otros miles de ejemplos, pero creo que los señalados dejan clara la
perspectiva de la misión que cumplen animales y plantas sobre el planeta Tierra.
Todos y todo en el universo tienen una misión
específica y bastante compleja. Entonces, porqué el ser humano, esa máquina
perfecta, la creación más grande de Dios, sólo debe tener como simple misión de
vida procrear, trabajar, reproducirse y dominar, cosa que hacen por instinto
“animales inferiores” y bacterias. Totalmente inaudito, absurdo y fuera de toda
lógica elemental. Sería un insulto al Creador. Una profanación a su deidad y
una ofensa a su Sabiduría Infinita y Omnipotencia. Definitivamente, un vil insulto
a la dignidad divina. Un sacrilegio. Y esto vale para todas las religiones
existentes en el mundo que creen en un Dios Omnipotente y en la Creación Divina.
No voy a extenderme ni abundar en más detalles sobre la función y misión de todo lo que Dios creó sobre la Tierra, porque sería harto estúpido y me desviaría del tema central: la misión del hombre sobre la Tierra.
No voy a extenderme ni abundar en más detalles sobre la función y misión de todo lo que Dios creó sobre la Tierra, porque sería harto estúpido y me desviaría del tema central: la misión del hombre sobre la Tierra.
En vista de que no hay nada concluyente,
ninguna razón coherente sobre la misión del hombre sobre la Tierra, deduzco,
sólo deduzco, que el planeta Tierra es y fue concebido como un inmenso Campo de
Entrenamiento donde los seres humanos son sometidos a pruebas y observados por
el Creador mientras se capacitan para cumplir su verdadera misión, la cual
indudablemente existe, pero que sólo comienza con la muerte física. Preciso: Cuando
el ser humano muere, cuando le “llegó la hora”, es porque está listo, capacitado
para comenzar a realizar la verdadera misión para la que fue creado y puesto sobre
la Tierra. Al morir, los humanos comenzamos a ejercitar y cumplir la verdadera
misión por la que se nos dio la vida, que, como afirmé antes, fue única y
exclusivamente para capacitarnos y, lo más seguro, para desechar a los de espíritu
y mente imperfecta o perversa.
Es incoherente
pensar el Creador puso a los hombres sobre el planeta para conquistar y morir.
Absurdo. A otros para enriquecerse y morir. Inaudito. A un centenar de millones
de personas más para depurarse espiritualmente. Extravagante. A muchísimos más
para sufrir hambre y penurias y morir en la indigencia. Cruel. A otros para
cultivar las artes y morir dejando una huella de su paso por la vida. Vanidad. A
otros para trabajar hasta la muerte. Brutal. Y así un sucesivo rosario de
incongruencias banales sobre la vida y misión del ser humano. Nada más lejos de
la verdad. Ninguna de esas u otras es la misión que le tiene reservado el Todopoderoso
a los seres humanos.
En fin, y para
evitar extenderme en trivialidades, concluyo afirmando con todo convencimiento
que con la muerte comienza la verdadera vida y la revelación del por qué fuimos
creados y cuál es la misión que el hombre debe cumplir, la cual, sin ningún
lugar a dudas, estará llena de perfección y espiritualidad.
La muerte es la vida misma y
nuestra misión comenzará al morir... ¡Créelo!
Diego Fortunato©