Si la humanidad quiere estar tranquila y dejar de pensar durante los próximos milenios en qué somos, de dónde venimos y debido a qué y por qué motivo estamos aquí, es preferible que imagine que fuimos creados por un Dios Todopoderoso y Omnipotente, llámese como se llame y pertenezca a la religión, doctrina o creencia que quiera o de su preferencia. Por ahora es lo más coherente para el sustento de una vida sana, armónica y sin complicaciones, porque pensar en lo contrario sería divagar sobre inciertos, ya que del “comportamiento” del universo los científicos creen que saben apenas el cinco por ciento o, tal vez, mucho menos. De su creación absolutamente nada. En nuestra ingenua ignorancia atribuimos su formación a un supuesto big ban del cual tampoco sabemos absolutamente nada. Sólo conjeturamos, especulamos, ya que a pesar de las múltiples teorías y explicaciones pseudos científicas -y las califico de tales porque no admiten ni la más elemental demostración-, nadie sabe de dónde salió la energía (por más ínfima que se nos quiera hacer creer que era) que ocasionó el big ban. No hay siquiera presunciones de cómo y dónde pudo formarse esa energía. Qué o quién creó el supuesto primer átomo. Cómo lo hicieron y debido a qué fue creado. ¿De la nada? ¿Salió de la nada como por arte de magia? ¿Fue la creación del universo un acto de magia divina? No, por supuesto que no. Es algo un poco más complicado.
Al no haber o existir (quizás durante los próximo milenios tampoco la habrá) una explicación válida y científicamente comprobable, todas las teorías, por más audaces y aparentemente científicas que parezcan, carecen de comprobación y por lo tanto son meras especulaciones, presunciones que buscan empíricamente acercarnos a una supuesta “realidad” que nadie conoce. Hasta los momentos nadie ha aportado pruebas, ya que carecen de ellas, donde no exista ninguna duda razonable sobre la creación del universo. Por eso, por ahora, sólo por ahora, es mejor atribuirle a un Creador invisible, a un Dios Todopoderoso, la formación del universo infinito. Mucho más porque hace apenas “días” pensábamos que el universo se estaba contrayendo y de repente nos percatamos de que es todo lo contrario: el universo se expande en todas direcciones tal como si fuese una gran masa de harina leudada, la cual en el proceso está separando de su centro a galaxias, estrellas, agujeros negros y planetas enteros hasta quién sabe cuándo y por cuánto tiempo. Algunos teóricos dicen que si la expansión sigue de esa forma tan acelerada, dentro de miles de millones de años no sólo no habrá posibilidad de ninguna vida en el cosmos sino que el mismísimo universo desaparecerá envuelto en una gran masa de hielo. Todo se esfumará. La vida y la muerte desvanecerán. Los días y las horas. El espacio-tiempo y con este estrellas, galaxias, planetas y todo lo que more en el oscuro e infinito universo. Todo se evaporará sin que podamos hacer nada. Todo se apagará y sólo la nada infinita subsistirá.
Quizás está irremediable realidad podría cambiar si logramos explicarnos y domeñar la energía oscura, que es la que le da vida y sentido al universo. Por ahora apenas sabemos que domina el noventa y cinco por ciento de las funciones de todo el cosmos. Si no lo conseguimos todo se habrá perdido ya que sólo a través de esa energía oscura y otra, a la que denominaré energía oculta, se podrá llegar a la comprensión de que existe otro universo semejante y paralelo, o mejor dicho, otros universos paralelos. Algunos similares al nuestro, idénticos. Una suerte de clones cósmicos. Otros, con ligeros cambios en su forma y en su energía din, que es una forma de energía derivada de la energía oculta, la cual es maleable y transformable en energía pura y cambiante dado su alto grado de absorción atómica y por tener su propio centro magnético. De esa energía también se deriva la energía etérea, la cual tiene la capacidad de deformarse en una especie de gas que a su vez se convierte en luz, la cual al ser procesada por la naves ips que fabrican los Puentes de Luz en el espacio, es vuelta a expulsar de sus máquinas convertida en luz sólida y resistente. (Ver Evangelio Sotroc EL PUENTE DE LUZ).
Hoy es casi inimaginable pensar en esos universos paralelos, semejantes al nuestro, al que conocemos hoy en día, aunque vislumbramos algunos detalles de su forma y contenido. Y, repito, no sólo hay uno sino varios, y son tan idénticos a nuestro universo como la copia fotostática de un documento o dibujo cualquiera.
Quizás les parezca una forma simplista de abordar el complicado tema del universo. Quizás piensen que es una desquiciada locura hablar de universos paralelos, de clones cósmicos, pero es una verdad inobjetable. Para el entendimiento humano utilizo formas sencillas de lenguaje. Es la única manera de diseñarlo para que se pueda captar con fidelidad un tema ciertamente muy, pero muy complicado. Una pista dejaré escrita en estás páginas para posteriores reflexiones: en el universo todo se repite y todo cambia. No hay constantes ni postulados eternos. Todo es una continua evolución y para que haya evolución debe, inexorablemente, haber cambios y transformaciones. Y en esos cambios muchas cosas se repiten, de igual forma como se repite la vocal a al escribir, simplemente, sobre un papel la palabra casa. Igual sucede en nuestra Casa Grande, en nuestra nave espacial que los humanos llamamos Tierra. Todo se repite en nuestro planeta. Hasta los humanos se “repiten”, tal como se repiten casi en forma idéntica las hojas de los árboles y los frutos que ellos nos prodigan. Tal como se repite el movimiento circulatorio de nuestra sangre o los latidos de nuestros corazones. Idéntica cosa sucede en el universo infinito y en nuestros Universos Paralelos. Es la espiral de la evolución y el cambio. De la energía que se transforma en otra energía. Sólo nos falta descubrirlo para nuestra total comprensión, pero para ello es necesario que trascurran miles de millones de años de nuestro calendario solar y otros cuantos cientos de millones más para que sepamos cómo funcionan y cómo podemos aprovechar la energía oscura del universo, el Genoma Cósmico. Allí esta escrito todo. Allí está la verdad y la vida.
También nos harán falta otros miles de millones adicionales para saber en qué consiste la energía oculta y todas las virtudes de la energía din, la cual es esencia pura del Genoma Cósmico, de La Espiral Universal. ¿Les parece descabellado? Por ahora sí, y estoy consciente de ello. Igualmente decían que volar por los cielos con un aparato construido por el hombre era, sencillamente, una gran locura. ¿Lo era?
© Diego Fortunato